El talit puede ser largo y amplio permitiendo a la persona que se envuelva en él o cubrirse la cabeza si desea apartarse totalmente del mundo mientras comulga con Dios, o puede ser simplemente un «chal de oración» corto y angosto.
Se usa únicamente durante el día, que es el momento en que es posible mirarlo y verlo en la luz natural del sol. El oficiante del servicio, sin embargo, lo viste también por la noche. Cuando el judío se cubre con él cuida siempre que el ribete superior quede fuera porque el talit es un manto que no debe colocarse al revés.
Para el creyente esta prenda es el ropaje visible de la responsabilidad.